Continuamos dando salida a las legumbres de nuestra despensa y vidilla a la frutería de la esquina. Tenemos que intentar comprar en el pequeño comercio, están siendo unos momentos muy duros para todos y la pequeña empresa sufre bastante, espero que esto no dure demasiado y volvamos pronto a la normalidad. Mientras, cocinemos con alegría y mimemos nuestro paladar sin gastar mucho.
Los Falafel son un plato de Medio Oriente con un origen desconocido, unos dicen que es un plato original de Egipto, donde se mezclan los garbanzos con las habas secas, y otros que viene de la India. Lo cierto es que ya es un plato muy conocido, sencillo, delicioso y en el fácilmente podemos enmascarar verduras para que los más pequeños se alimenten bien sin tener que esforzarnos mucho.
Esta también es una receta sencilla en la que ensuciamos poco y triunfamos seguro.
Lo primero que debemos hacer es comprar un buen garbanzo, mejor a granel. Los ponemos en remojo con abundante agua unos 8 horas. Lavamos y escurrimos los garbanzos y pasamos a molerlos, en la thermomix, un procesador, una picadora, o el mortero, todo vale, el garbanzo ya no es tan duro, se ha hidratado y es fácil de machacar.
A nosotros nos encanta molerlos de varias veces y que cada vez tenga un punto diferente de molido, no demasiado fino para que nos quede bien crujiente. Molemos sólo los garbanzos y luego pasamos a moler los ingredientes húmedos, el ajo, la cebolla, el brécol, perejil y el cilantro.
Tostamos las semillas de comino, las machacamos hasta sacarles todo su aroma. Incorporamos a la masa verde de las hierbas, salamos, añadimos la pimienta, el bicarbonato o la levadura y mezclamos con los garbanzos.
Debe quedar una mezcla verde y con mucho aroma.
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Con dos cucharas, cogemos siempre la misma medida, para que todos los falafel tengan el mismo punto de cocción. Formamos como croquetas planas, también le puedes dar forma de hamburguesa o de croqueta.
Freímos en aceite de oliva sin darle muchas vueltas, primero un lado hasta dorar le damos la vuelta y casi que sacamos ya, sobre papel absorbente y con cuidado. Si la masa no está bien compacta, podemos rebozar cada falafel en harina de trigo o de garbanzos, así nos quedará más crujiente por fuera y conservará la humedad en su interior. Nosotros hoy no los rebozamos, ¡menos trabajo!
Listo, ¿sencillo verdad?
Acompañamos nuestros falafel con una refrescante salsa de yogur: hoy la hicimos así …
Y a revolver y servir. Esta salsa gana mucho con un reposo de nevera, mañana siempre más rica.
Hicimos una ensalada sencilla de rúcula, fresas, aguacate y semillas de sésamo y tuvimos un almuerzo redondo, divertido y sano.
ÑAM!! espero que les guste.